Wednesday, October 22, 2008

Flaming Temple Nails o Cómo me quedé sin cinturón

Corría normal el viernes, y digo normal, porque había salido temprano de la mina en la que trabajo.
Encontrábame yo comiendo, cuando recibí una llamada a mi zapatófono espía, de un gran amigo mío invitándome a reunirnos en una ceremonia nocturna musical de un tal Kanye West. En lo personal no me gusta mucho, no me molesta como si me hubiesen invitado a ver a sin Bandera, mas había escuchado algunas rolitas de él y no pensé que fuera mala idea. No lo fue.
Digo, se me hizo un poco tarde para llegar a tiempo, pero llegué. Aparte era una buena ocasión para ver al muchacho que tenía mucho tiempo de no ver.

El sábado ocurrió como todos los sábados, me desperté, los pajarillos trinaban al traerme mi bata, las ardillas peinaban mis rizos rubios, las musarañas acicalaban mis barbas y bigotes, las sanguijuelas se alimentaban de mi piel muerta y todas las sabandijas de la creación me ponían guapo gradualmente mientras trataba de quitarme la modorra.

Para no aburrirlos con detalles de una mañana corriente, adelantaremos la crónica hasta el momento en el que la señorita Pedrolas, el Perfecto extraño y yo comíamos pizza gratuita, cortesía de Domino’s y su repartidor poco avispado.

Con la barriga llena de carbohidratos emprendimos el viaje hacia el foro Sol, donde ocurría un festival patrocinado por un celular y donde se presentarían los Stone Temple Pilots, The Flaming Lips y Nine Inch Nails.

Como era un día especial, decidí no vestirme con mis habituales garras, mis harapos cuyo único sostén es un mecate en el que mi vecina cuelga sus calzonzotes. No, esta vez un cinturón de piel humana sostenía mis pantalones.

Al llegar a las puertas del concierto, un oficialete me invitó a subirme la playera, para asegurarse que no traía soplamocos hechos con mitades de globos y carrete de cinta adhesiva, o una ojiva nuclear. Cuando me dijo con melodiosa voz:
-uy, su hebilla no pasa.
-¿cómo chingados no, por qué? –repliqué con elegancia-
-no pasa, déjela aquí.

Volteé a ver y una señora se encargaba de repartir boletitos como guardarropa, no pensé que hubiera mayor problema, -¡chale! se me van a caer los pantalones –pensé-. Al quitarme el cinturón el encargado de la montaña de bienes materiales, dijo, -tss, ni está tan grande… lo guardó en una bolsa y me lo dio. Llegué con la señora, le dejo el cinturón en su mesita para que me lo catafixiara por un boletito y dijo: -son veinte pesos…
-¿¡Qué!?, por qué rayos me está cobrando algo a huevo!?- insistí. ¡Quédese con el pinche cinturón!
-¡Oiga, no me deje su cinturón ahí!- discutía la señora.
-Ahora es SU problema –le dije, y le dí la espalda.
Siguió gritando cosas, tratándome de amenazar con que lo iba a regalar. En serio ya no me importaba, dejó de ser mío desde que abandonó el tierno calor que mi cintura, que ha ido labrando la salsa, el mambo y el chachachá, le brindaba.

Me pareció absurdo que si un hombrecito disfrazado de policía y sobrado de potencia, condicionara mi acceso al evento por culpa de mi Bati-hebilla, que en nanosegundos se pudo haber desprendido para clavarse como una estrella ninja en el ojo de algún rockero, o desplegado un cable para subir hasta la trusse cenital del escenario (…), y que encima de que me lo quitaran, tuviera que pagar, así fueran dos pesos, ¡eso es extorsión!


En fin, el concierto, valió totalmente la pena, así me hubiera quedado sin ropa, todo mejoró cuando los Flaming Lips pusieron a todo mundo de buenas con sus teletubbies barbones y sus globos, cuando Scott Weiland salió desbalanceado a recordar los himnos de toda una generación y cuando los Clavos de Nueve Pulgadas nos iban dejando atónitos, mudos, ante el derroche de efectos visuales fusionados con música genialmente poderosa, que hasta nos quitaba el frío o nos lo hacía olvidar por lo menos.

Cuando regresé a mi mazmorra, sorpresivamente seguía poseyendo aquellos pantalones y un gran día encima, lleno de música y de aventuras.

Las fotos se las volé por ahí al Economista, porque no tomé propias. Las fotos de NIN, búsquenlas, en serio el show estuvo buenísimo.

Gracias por leer
ESCUCHEN música

Wednesday, October 08, 2008

9855

Días

Pisoteando la faz de esta tierra que en ocaciones también me pisotea para vengarse.
Pero otras veces no es tan malo...

De hecho no me puedo quejar.

Tengo que reconocer que a pesar de haber despertado hoy en un día nublado, lluvioso, gris, frío, poco amigable, con un despertador agresivo, que pareciera esperar el momento en el que mis sueños siendo el árbitro del mundial de volleybol nudista femenil, empieza a subir de tono; mi actitud es positiva, y con buen humor.

Que vengan más años, ¡qué diablos!

Gracias por leer

PAZ-Tel

Por favor dejen su comentario, felicitación buen deseo o frase de la semana.

Sunday, October 05, 2008

Crónica de una demolición mal anunciada

Hace unas semanas, los que transitamos en nuestras carretas jaladas por burros, por el anillo periférico, empezamos a notar que algo raro sucedía en el panorama.

Era aquella semi-esféra blanca que se asomaba en el límite del estado de México y el D.F. conocida por toda la ciudad como el Toreo; estaba siendo lentamente desnudada de su cubierta de chocolate blanco –que según las leyendas tenía-, y no le dimos mucha importancia.


Pasaron los días y seguíamos notando que del paisaje se iba desdibujando el Toreo, aquel coloso inservible, pero a la vez querido por todos los que vivimos de este lado del ejido.
Mi primera reacción fue de enojo, honestamente no me pareció una buena idea lo que estaba pasando, pues efectivamente notábamos que lo que sucedía no tendría marcha atrás, lo estaban quitando lentamente.
Yo no había escuchado nada al respecto del plan malévolo de demoler el Toreo y dejar a estas y futuras generaciones sin ninguna clase de punto de referencia.

Era tan vistoso que recuerdo un día que regresaba de una misión en Monterrey, iba volando de regreso a la Metrópolis, solos yo, mi capa, mis rizos al viento y mi traje de kevlar, (porque los super héroes no tenemos que viajar en avión), y entrando al territorio, noté que íba volando justo arriba del periférico, alcancé a ver las Torres de satélite y luego ahí estaba reluciente nuestro agónico Coloso.

Imagino el caos que será cuando el Toreo sea retirado del cutis maltrecho de nuestra capital, nadie vendrá mas al estado de México. Aquella dirección de “pasando el Toreo” perdió validez. Ya veo a todos esos sureños con sus espigas de trigo en la boca, perdidos, preguntando, ¿Cómo llego a Satélite? ¿Dónde está el Toreo? ¿Quién se ha llevado mi queso? Y ese tipo de preguntas.

¿Qué pasará con el dibujito del Metro Toreo? ¿Cómo se verá desde el Google Earth? En fin, contestarme esas preguntas me asusta tanto que prefiero bloquearlas de mente. Y ni quiero pensar en mis vástagos, ávidos de conocimiento, interrumpiéndome a medio día mientras fumo mi pipa en mi mecedora, vestido con bata de satín, leyendo el periódico:
“Padre ¡oh! Excelentísimo, ¿qué era el Toreo de cuatro caminos?”Y yo sin poder responderles con temple, pues las lágrimas de la añoranza se salían de mis ojazos, me verán sucumbir ante el dolor otrora de lo que hoy estamos viviendo.

Lo que de plano no me parece, es que no necesitamos otro centro comercial, que dicen construirán en aquel lugar.


Por último, si por alguna razón algún interesado o involucrado en el proyecto “Acabemos con los íconos de los mexiquenses” llega a leer este texto, le voy a brindar una idea, ya que soy una persona comprensiva; Si van a construir algo háganlo con la fuerza icónica que tenía el Toreo, que hoy vive su acelerada extinción.
Otra cosa que me dió coraje es que nunca pude tocar ahí.
Gracias por leer
PAZ

Friday, October 03, 2008

Diccionario: Picahielo

Este espacio para el conocedor, no acostumbra a publicar fotos que ya han sido publicadas antes en algún otro blog o página.
Pero hoy precisamente estaba buscando imágenes para ilustrar un ejemplo dentro de mi labor oficinista cliché, después de una semana tormentosa llena de estrés, presión y una racha de gansitos gratis, cuando salió esta bonita foto de uno de esos reporteros, que comenzaron sus pasos periodísticos en Bizbirije, y perdieron (o encontraron) el camino.

Ustedes, público querido, hagan sus comentarios creativos, agradables, albureros y chistositos, dignos de un viernes.

Gracias por leer,
PAZ