Horacio y Confucio (el chinojaponés que inventó la confusión)
Pero el pueblo es el que paga. Se confunde, se atora en los tráficos, se pierde en las avenidas, se vuelve completamente loca.
Y no fue hasta hace unos días mientras caminaba, digo no caminaba, mis siervos caminaban cargándome en una carretilla que me heredó uno de los últimos Césares, que pasamos por una montaña de esqueletos, todos frente a una casa. Eran calaveras con gorrita, camisas azules de manga corta y carteras de piel, la mayoría de ellas ya sin cartas, había unos cuantos cacharros de motocicletas y unos buitres desgarrando los últimos rastros de carne que permanecían a los huesos de los carteros extintos.
Apresurando conclusiones, se trataba de un asesino serial, que no sentía mucha simpatía por los carteros. Pero estaba equivocado, pues mientras estábamos analizando la escena, llegó otro mensajero, parecía que iba a entregar algo a esta misteriosa casa. Revisaba una y otra vez la dirección, en su orden de entrega y en el número de la casa. Estaba tan confuso que empezó a perder la razón, al grado que uno de mis siervos tuvo que dispararle un dardo tranquilizante (que estaba destinado a un tigre de bengala, porque yo quería una nueva pijama de tigre), y llevarlo a un hospital.
El misterio fue resuelto. Nunca se pusieron de acuerdo con el número, y en sus conciencias quedarán todas esas vidas de mensajeros caídos en el cumplimiento de su labor.
A la fecha sigue inconcluso cuál de los números fue primero. Tal vez forme parte de los misterios urbanos como las chupadas que hay que dar para llegar al chiclocentro de la Tucsi.
Por cierto, regresé al castillo sin mi piel de tigre, sacrifiqué a mi sirviente.
Gracias por leer
PAZ
7 Comments:
Bueno, hay que tomar en cuenta que es un establecimiento de venta de equipo para viajeros en el tiempo, por lo que el antes y el después son conceptos un poco difusos.
Hola me llamo Alyssa y tengo que decir que me ha encantado su blog, muy bueno, le felicito.
Por otro lado me gustaría incluirlo en mi directorio donde desearía mucho contar con su sitio, de esta manera usted obtendría mas visitas. A cambio, agradecería mucho un pequeño link hacia mi web de series la cual estoy intentando levantar poquito a poco y como usted sabrá es difícil pero se le coge mucho cariño a cada proyecto jiji. ¿Qué le parecería?, si le interesa puede responderme con un email a alyssa-avalos@hotmail.com
Un beso! y Suerte con su Blog!
Alyssa Avalos
Me confundió al punto de querer hacer esto: http://youtu.be/im-FCp9N-fg Bien jugado, Confucio, bien jugado.
¡Ya era hora mi querido Tal Juán! Me has logrado confundir muchísimo, que si antes era o fue después o si es masculino el pueblo, pero se vuelve loca, o si me encontraré al tigre mañana que camine por las calles... Dae
Tienes razón Carlito, pero no logro comprender cuándo eso era un establecimiento para viajeros en el tiempo, si fue antes o después, ni siquiera sé cuándo escribí esto, o tal vez no lo he escrito aún...
Todo es una confusión.
Jejeje, Undies, todos hemos querido algún día hacer eso...
Mis botas con propulsión no sirven, habrá que llevarlas con un buen mecánico... del futuro.
Pues confunden menos los establecimientos con artículos para viajar en el tiempo que establecimientos que venden lo mismo pero de diferentes dimensiones, así es... en esta ciudad más de una vez me he topado que en la misma calle hay varias casas con el mismo número. Una vez había 7 casas número 7... había una con un 7 grande, un 7 chico, un gordo, un flaco, uno de colores, uno hecho con restos humanos y otro donde solo se escuchaba a alguien diciendo el número (siete decía, siete decíiiaaa) Palabara.
G.G.
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