Desagradable
Pero luego esas personas mezquinas llamadas publicistas arruinan el disfrute de la alimentación, mostrándonos anuncios desagradables al paladar y a todo lo sensato que queda en nuestro ser, enseñándonos gráficas de un ano cuyas hemorroides son curadas mágicamente con un ex presidente de los EE.UU., o con los perenes comerciales de pañales protagonizados por bebés parlantes y elocuentes que se presumen unos a otros sus pañales extra absorbentes y discriminan a los mocosos meones a los que no le compran ese pañal, en diferentes contextos y situaciones “casuales”.
Pero recientemente un anuncio que ha llamado mi atención por lo desagradable que es:
En el que una niña, desprovista de recursos económicos sacia la sed de su hermanito o hijo, que deshidratado yace en la cama, con mucha mugre en la cara, con una lágrima, producto de su lástima y su compasión.
Que afortunado es el chavito que nomás tenía sed y no hambre, sino, su hermana se hubiera visto en un predicamento al tratarlo de alimentar con un miembro, o peor aún -y necesito que usen su imaginación para hacer esta imagen explícita-, la muchacha ofreciéndole al niño un mojón de sus heces tibias para que comiera.
Por cierto, dice: "Ándale no hay pedo, contágiame tu conjuntivitis..."
Tal vez muchos dirigirán trompetillas hacia mí y muchos ceños se fruncirán al leer esto, en señal de desaprobación. Quiero aclarar que no me estoy burlando de la pobreza ni creo que ésta sea motivo de indiferencia. Solamente expreso mi opinión del anuncio, que me quita el hambre.
Sin embargo, la campaña, a pesar de lo desagradable, cursi y profunda, puede servir; así que compren Bonafont.
Gracias por leer y por dejar sus agudos comentarios.
Paz.
(colaboración del Perfecto extraño)