Wednesday, March 21, 2007

Apocalypse Now


PLEASE...

Debo agradecer, antes que narre la historia, por haber sido pacientes ante mi falta de tiempo para publicar, seguramente algunas cejas se levantarán por haber visto algo nuevo en este espacio infernal. También mi vida ha estado un poco aburrida, pero me esfuerzo por vivir aventuras inimaginables y sui géneris. Bueno… ni tanto la verdad.

De por sí la ciudad necesita un buen remiendo, un buen tratamiento de belleza en todo su cutis devastado, erosionado, maltrecho, mejor expresado con el vocablo en francés antiguo: Jodidísimo (y me vi decente).

Ahora, no sólo hay que cuidarnos de no caer en un agujero, hay que cuidarnos también de las cosas que nos pueden caer en la cabezota y/o coche y/o casa. Me refiero a que con este calentamiento global, hemos hecho que la madre tierra se enfurezca de vez en vez con nosotros los terrícolas, y nos mueva, nos queme, nos ahogue y nos sople. Y precisamente esto último es lo que me impidió regresar a mis labores puntualmente el día de hoy.

Generalmente el anillo periférico es un caos, sea la hora que sea, pero seguramente ha habido muchos blogs que se han quejado de esto, así que está de más describir el tráfico de la arteria.

El caso es que después de haber ido a comer a mi hogar junto con mi amiga y compañera de labor; Diana, al parecer dimos un salto en el tiempo/espacio y, al salir, nos encontramos de frente con el Apocalipsis.
Un viento fortísimo que nos arrastraba y no nos dejaba llegar hasta el automóvil, y afuera de casa de los Banks (mis vecinos) una ráfaga arrastraba y volaba a toda una horda de ayas que aplicaban para el dicho puesto. Pero me llevé una decepción cuando dirigí la mirada hacia el cielo pensando que todo era obra de Mary Poppins, pero no, sólo me cayó un poquito de basurita de los árboles.

En fin nos trepamos cual arañas al coche para volver al trabajo. En el camino, árboles derrumbados, espectaculares, etcétera… de hecho –y esto es cierto- un trozo de una cartelera espectacular voló cual harapo yéndose a proyectar al asfalto de por sí vejado, a unos centímetros de un transeúnte, que presumiblemente se le reventó una hernia, se volvió diabético, obró en su trusa-biquini, y males que vienen después de un buen susto. Yo que estaba más lejecitos, solté un suspiro (al menos eso fue lo que le dije a Diana).

El chiste es que hicimos –en un tramo que generalmente hacemos de 7 a 10 minutos a esa hora- una hora con 17 minutos! Porque lo que se cayó no sólo fue el cacho del espectacular, fue un árbol que bloqueaba la salida a Concripto.

Llegando a las instalaciones de la agencia en donde presto mis servicios, un espectacular ubicado en la esquina de conscripto, sobre un edificio, yacía horizontal sobre las azoteas de los edificios.


"ahora no luces tan espectacular, verdad..." -dije.





Al llegar a mi casa, en las noticias de la noche y gracias a mi espía infiltrada en reconocido periódico, me enteré que no sólo fueron esos árboles ni espectaculares, fueron cuarentaicacho árboles y muchocientos anuncios, alrededor de la ciudad, los cuales algunos de ellos cobraron vidas (desafortunadamente).
Creo firmemente que son medidas que toma un ser de 16 manos que vive en el núcleo de la tierra, para hacernos escarmentar, y hacer conciencia de portarnos mejor con ella.
Seguramente recibiré trompetillas negativas por este comentario algo “hippie” pero los riesgos valen la pena. Ahora me dispondré a comer mi barra de granola y cantar unos himnos por la tierra mientras respiro un incienso…

Gracias por leer y, de nuevo, gracias por la espera.