Pasión o Gerontofilia?

Eran las 4 de la mañana cuando no había un alma despierta, sólo las de aquellos desveladotes que gustan de vivir de noche. Ese día no era el caso, estábamos desvelados por cuestiones laborales dos amigos y un ojeroso servidor.

Cuando de pronto, encontramos una pequeña revista, digamos que era el antecesor de la revista Cosmo y el libro Vaquero, ni revista de variedad, ni “chambeadora”. Era una pequeña publicación que dentro del misticismo y sinchistismo de la década de los ochenta se llegó a publicar. Para ser más preciso, era la número 43 de la revista “LUZ (y orientación en sexología)” de 1986. En donde aparte de basura erótica, encontrábamos explicaciones de fenómenos relacionados con el sexo.
El caso es que ahí les va un escrito de un fiel lector de la revista cuya retroalimentación a la misma, nos hizo chillar de risa, todo esto textual:

Una amante de 50 años (título de la misiva)
“Tengo 22 años, y honradamente he tenido muy pocas experiencias sexuales. Pero hace unos meses empezó a trabajar en la oficina de la que soy empleado, una mujer de 50 años, alta, esbelta, hermosa con una cabellera gris y un rostro maravilloso.
Desde que nos conocimos me di cuenta de que se sentía atraída por mi. No dejaba escapar una ocasión para entablar conversación conmigo, y constantemente me lisonjeaba.
Una tarde, ya curioso por ver cómo reaccionaba, la invité a cenar. Ella aceptó con una expresión risueña, que me pareció como si fuera condescendiente.
La fui a buscar en mi auto, la llevé a un restaurante francés de mi vecindario, y cuando terminamos, Mercedes, que así se llama, me pidió que la llevara a su apartamento, y cuando llegamos, me invitó a pasar para tomar unas copas.
Así lo hicimos, y cuando ya habíamos ingerido unos cuantos tragos de güisqui, se colocó de espaldas a mí y me rogó que le bajara el cierre del vestido, del cual se desembarazó suavemente, exponiendo a mi vista un magnífico cuerpo, con unos senos breves, una bien delineada cintura y unas caderas redondas y armoniosas.
Me excité rápidamente (toing!), quizás si, estimulado por el alcohol, y mis manos febrilmente la despojaron de sus pantaloncillos biquinis. Una vez que ella estuvo completamente desnuda, se dedicó a desnudarme, desabotonándome con ligereza la camisa y zafándome el cinto para quitarme los pantalones.
Abrazados, caímos en la cama, donde esa mujer ardiente me devoró a besos. Yo estaba realmente sorprendido de ver el frenesí con que me acariciaba, consiguiendo finalmente que le introdujera el miembro, para alcanzar el orgasmo y ahogarse en gemidos de placer.
Después no nos cruzamos muchas palabras. Me vestí y me despedí de ella con un beso. Mi experiencia con esa mujer fue tan grata, que todavía la visito dos veces por semana, y en ningún momento pienso en la diferencia de edades.”
Roberto C.D., Colombia (firma)

Así fue, todo excepto los paréntesis, fueron transcritos del librillo aquel. Pongan atención en las partes en negrillas, que son las más buenas por el lenguaje que éste pelado usa, son las que provocan más risa.

Los highlights se los dejo a su criterio e interpretación chusca de los hechos. Traten de imaginar ahora el sórdido romance del tal Roberto que ahora, este sujeto debe tener 42 años y la mujer, la "pechos breves Mercedes" debe de andar por los 70, (yo creo que sus breves senos se deterioraron en "marchitos").

Gracias por leer. Y sigan riendo de la vida.

Paz.