Monday, June 01, 2009

Juan, el Trepador

Este documento residió en mi cabeza desde el martes 26 de mayo, y la explicación por la que no vio la luz pública es que me encontraba capacitado diferentemente (ya que no es lindo que digamos inválido), debido a una severa necedad de ir a trepar una pared.

En efecto, el martes en la mañana una cucaracha que pasó frente al horno donde millones de microondas radiaban mi burrito alto en nutrientes y rico en para-hidroxi-benzoato de etilo, saltó hacia mi yugular mordiéndola con sus colmillos rábidos. La condenada, había inyectado su ADN mutante a mi ADN, que hasta ese momento, se jactaba de estar sin macula alguna.

Así era la cucarachita esta...

Fue ahí cuando supe que era absolutamente obvio que yo había adquirido algún tipo de poder mutante. Saliendo del establecimiento, me sentía diferente, quizá invulnerable, y caminé de vuelta a la oficina. Antes de cruzar la calle, me quedé reflexionando de lo que me había pasado, extrañamente estaba muy a gusto, pareciera que había encontrado mi zona de confort; me di cuenta de que estaba parado en un trozo de heces caninas.

Entonces sentí la urgencia de poner en práctica mis nuevos poderes. Un par de llamadas, tomé a mi Mary Jane del brazo y fuimos a hacer gala de mis recientes poderes, antes de dedicarlos oficialmente a salvar el mundo de mentes maestras como la chinita del PRD.

Llegamos a este lugar donde se erguían paredes adornadas con apéndices. Ya frente a ésta, escupí cada una de las palmas de mis manos enlistándome para hacer gala de mis poderes artrópodos. Cuando con trabajos llegué a la mitad del muro, supe que algo andaba mal, y que debí haberme asegurado que poseía superpoderes. Entonces esa mordida de cucaracha radioactiva no sirvió de nada. ¡Qué mala pata!

Más o menos así me veía yo

Al día siguiente, se afirmó más mi teoría de que ni el súper-agarre kung fu, ni la fuerza extrema ni mucho menos la capacidad para sobrevivir a colapsos nucleares había sido transmitida a mi cuerpo. Ese cuerpo que estaba molido por el esfuerzo consecuente de la necedad de emular a las arañas. Ese cuerpo que no podía utilizar sus manos correctamente al día siguiente.

Ese cuerpo que quizá lo intente mañana.

Gracias por leer y por dejar su cotorro comentario.

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6 Comments:

Blogger Gabriela/undies said...

Para que puedas trepar paredes tiene que morderte un gecko radioactivo, todo mundo lo sabe. O una de esas lagartijas albinas cuyo nombre popular no recuerdo.

6:14 PM  
Anonymous Hna. said...

Y tu muy confiado de los poderes trasmitidos por una sucia cucaracha! Presumiendo que escalas como Ethan Hunt! HA!

Desde cuando las cucarachas del 7 son radioactivas? Esas las encuentras la cocina donde trabajas!

7:08 PM  
Anonymous Anonymous said...

Nooo! No te rindas! Quizá, solo quizá, tu poder es lograr vivir sin tu cabeza hasta que mueras de hambre.

Eduardo.

8:26 PM  
Blogger Un tal Juan said...

Claro! las cuijas -que les llaman- lo malo es que se dan en las poblaciones costeras...

Tal vez las cucarachas del 7 no son radioactivas, pero las del Súper GO! sí que lo son.

jajajajaja, si mi poder fuera ese, no quiero comprobarlo en mucho tiempo...

Quizá tengo que provocar que me muerda otra alimaña que no sea una cucaracha...

9:22 AM  
Anonymous Sergio Villagomez said...

Lo que nesecitas es hacer que una serie de diferentes animales/bichos radioactivos te muerda para comprobar cual es el que te puede transmitir poderes.... mi primera opcion seria una rana mexicana de mirada fija.... con un nombre como ese seguramente debe de poder transmitir poderes

1:37 PM  
Anonymous Anonymous said...

Hazle como Fox que luchaba contra las tepocatas y las viboras prietas hasta que seguramente una de esas alimañas le picó. Claro, no logró ser super poderoso, aunque sí super pend..... Todo lo que hace, lo hace a lo GRANDE!!!!

Te quiere
Tu tia favorita!!!

3:13 PM  

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