La maldición del Power Point

Esta semana había dejado de leer mis correos debido a que soy una persona sumamente ocupada como muchos de ustedes lo han de saber y/o deducir.
Y me encuentro con un correo de esos (que en lo particular encuentro bastantes divertidos), que nos hablan del fin del mundo, del uso de pieles de animales, del colapso ecológico y uno que se ha vuelto un clásico: Las focas bebé, que con corazón en mano, escriben –ellas- un mensaje para el mundo entero, animándolo en un Power Point con disolvencias que pareciera que hizo el mismísimo Chris Cunningham, en el cual nos invitan a no matarlas (o sea que ya están muertas). Claro que si nos pusiéramos a pensar un segundo, sería una aberración estos zombis superdotados en forma de fócidos. Por eso yo duermo rodeado de antorchas y cruces de kriptonita, para mantener alejadas a las focas bebé.

Pero estábales contando del correo que leí esta semana; tomado del libro del Apocalipsis, cuyo contenido nos decía –no-, nos informaba –mmmh no, tampoco-, nos advertía que en esta semana o la otra, un terremoto acabaría con la ciudad. Pero gracias a Diosito, nos invitaba a tomar precauciones.
Aún no sé si realmente hay gente por ahí que crea esos correos, o que tome precauciones. Vaya, ni siquiera le dan importancia a los que nos hablan de conciencia ecológica, La verdad no sé para qué mandan esos correos. Es un gran misterio.

Imaginen ahora que Michel de Nôtre-Dame o Nostradamus pa’ los cuates, hubiese contado con acceso a internet, toda la población, se hubiera enterado en Infínitum de Las bombas atómicas, o la muerte de Enrique II, o de que el hombre se iba a comer al hombre congelado en los Andes. Y quizá se hubieran salvado vidas (vidas que a nadie de nosotros nos hubiera importado que se salvaran, honestamente).
Pero en mi opinión la época de las profecías dio un giro cuando gente confiable como la Paca o cualquier personaje que salga en el programa de Mausán, comenzaron a expresar sus profecías o predicciones. Pero ¿qué caso tiene? La gente no las toma en cuenta, al menos que te digan: mañana vamos a cerrar constituyentes, y entonces tomo una vía alterna, pero de otra forma no funciona.

Sigamos divirtiéndonos con las fechas del fin del mundo que la gente clama, yo les recomiendo que cuando tengan en su poder correos electrónicos de este tipo, no los pasen. Sólo bórrenlos, al igual que las cadenas que nos condenan con pestes si es que nos atrevemos a no pasarlo a nuestros 50 amigos, ¡vaya! ni siquiera tengo tantos amigos. Por eso, mi alma está condenada, y les tengo noticias: ¡No me importa!

PAZ

UPDATE: Ayer domingo fui al cine con la dueña de mis mediocres quincenas a ver “El misterioso –y eterno- caso de Benjamin Button”, y lo curioso de la cinta es que mientras Brad Pitt rejuvenecía, yo envejecía de forma alarmante y notoria.