Puedo morir feliz

Todo comenzó por ahí de los primeros meses de este año; era un hecho, Soda Stereo se juntaría de nuevo y haría una gira por América Latina y unos lugares en EE.UU. Lo cual fue una noticia grande para mi y para la palomilla.
Los boletos fueron comprados, recién salieron a la venta. Estábamos listos para volver a ver a Soda en vivo, y lo que es mejor, nosotros íbamos a ser partícipes de dicho encuentro (lo que por primera vez iba a pasar para algunos de nosotros).

Debo decir, aunque suene como un fanático ordinario, que Soda Stereo ha sido una de las bandas más importantes tanto en mi vida musical, como en mi vida social.
Es de esas bandas que cada una de sus rolas te recuerda la tarde que te estabas exprimiendo un barro frente al espejo, mientras te acicalaban unos gorrioncillos el pelo con la finalidad de ponerte guapo para ir a una fiesta de 15 años de alguna mocosa de la secu, o te recuerda tu primer viaje en carretera en una guayin con tus amigos cuando se te ponchó una llanta y nadie sabía bien cómo cambiarla (…).
Y el jueves 15 de noviembre, llegó al fin.

Sus rostros han sido modificados por cuestiones de seguridad internacional

Parece un día común, despertar, orinar, ducha, desayuno, higiene bucal, etc. Y mientras esas eventualidades ocurrían, pensaba muy efímeramente, hoy es el concierto. No parecía caerme del todo el 20, ni siquiera en la tardecilla que nos trepamos al coche el Perfecto Extraño, el Edo y yo. Pasamos a recoger, o más bien, a secuestrar temprano a Lil’ miss Navajas a su trabajo y nos dirigimos al Foro Sol (una gran idea el habernos ido tan temprano, por cierto).

Una vez exigido nuestro boleto del estacionamiento, migramos al Foro Sol. En el camino a la puerta saturé de preguntas absurdas a Edo, como: ¿dónde está la taza del concierto? ¿Dónde está la playera? ¿Dónde está la demás parafernalia? Y sorpresivamente entrando, todos los comerciantes/oráculos me respondían: Ahí ‘sta la taza, la taza del conciertoooo, Aquí ‘sta la playeeeera de Soda Stereoooo, Ahí ‘sta el llavero, el cenicero, el caballito, el pin, el poster, la “calcamonía”, y un amplio y algo ridículo etcétera.

Llegamos a nuestros privilegiados lugares como tres horas y media antes de que el concierto arrancara, estábamos muy felices de ver la cercanía del escenario. Ahí, nos encontramos con Chanok y la Guille Guille. A esperar mientras leíamos los mensajes de texto que enviaban con leyendas obscenas la misma concurrencia, a la pantalla gigante.

La luz se apagó, había llegado la hora, el minuto, el instante. Fue brutal, abrieron con Juegos de Seducción, enloquecí con Texturas, porque no pensé que la fueran a tocar, ni tampoco Fue, Final Caja Negra y algunas otras. Pero el momento más intenso para este cuar-teto (y me refiero a la palomilla), fue Prófugos (inserte interjección). Afuera, el frío embestía y adentro el vértigo, y Soda seguía con temas como No existes, En remolinos, Zona de Promesas… uff, qué puedo decir, digo, hasta De Música ligera, a pesar que se han encargado de bombardeárnosla cada una de las banditas de covers, en los bares, en las estaciones de radio que sólo ponen éxitos, en los evangelios según san Lucas y en todos lados, sonó increíble.

Copyright: Mi ticket al infierno picshurs 2007

Magnífico y sin igual, serían los adjetivos que usaría para describir el concierto. Brincamos, nos abrazábamos, coreábamos a grito pelado las canciones, nos emocionamos, gritamos, recordamos y reímos con un sujeto que estaba a lado del Perfecto Extraño, que parecía que había nacido sin gracia y/o ritmo alguno, que cantaba el pobre cuando la estrofa ya se había acabado, y gritaba: o o o nada personal… O que quizá nomás no se sabía la rola.

En este caso la H es muda... y ciega

Realmente espero que hayan tenido la oportunidad de ir si son fanáticos, o aunque no sean fans, porque pa’ mi sí fue un evento histórico, de esos que pasarán ante mis ojos en vísperas de mi muerte.
¿Quién sí fue? Dejen su comentario... si no fueron, también.

Gracias por leer
Escuchen música.